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Madre mía, madre querida,
son tus natales, quiero cantar;
porque mi alma, de amor henchida,
aunque muy joven, nunca se olvida
de la que vida me hubo de dar.
Pasan los años, vuelan las horas
que yo a tu lado no siento ir,
por tus caricias arrobadoras
y las miradas tan seductoras
que hacen mi pecho fuerte latir.
A Dios yo pido constantemente
para mis padres vida inmortal;
porque es muy grato, sobre la frente
sentir el roce de un beso ardiente
que de otra boca nunca es igual.
Posted in: Día de la Madre,
Poemas a la Madre
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